¡Una labor que deja huellas!
¡Una labor que deja huellas!
La parte más complicada del trabajo es ser conscientes de que los niños y jóvenes vienen de situaciones díficiles y complejas. Saber que un niño de 6 o 7 años a su corta edad ya ha sufrido mucho, parte el corazón. Acompañar el dolor, el sufrimiento e incluso sus alegrías te quiebra el mundo, tenemos que ser fuertes para ayudarles, ser su soporte y enseñarles a afrontar los problemas.
Cómo impacta en tu vida esta experiencia… como profesional siempre le huí a los casos de niños en vulneración – teniendo esa visión por fuera a uno le asusta-, pero estando aquí entendí que la agresividad, su mal genio, incluso las malas palabras, esa forma muy fea que tienen los chicos de relacionarse con los adultos es porque han sufrido bastante (…) Yo no puedo ver que se esté vulnerando los derehcos de un niño, en ningún lugar, si lo veo hago algo, es el sentir introyectar todo lo que es la protección a la niñez y adolescencia. No involucraba mis sentimientos hasta que llegó un niño de 7 añitos, el que vestido de payasito debía conseguir dinero, si no alcanzaba lo que llevaba dormía en el piso en la esquina del dormitorio, no le daban de comer… Pensaba en mi sobrino de la misma edad … ¿pensar que le podría pasar algo así a él? me lastimaba, este niño está siempre en mi pensamiento. Ahora es feliz, asiste a la escuela, está a cargo de su abuelita, al verlo uno, no se imagina que atravesó por esas situaciones.
¿Vale la pena? Vale la pena trabajar por el bienestar de cada niño y adolescente, es difícil uno a veces apuesta muchísimo y no se consigue nada, pero de 10 casos que 1 salga adelante, es muy satisfactorio. Me emociono cuando logran algo, se ve el cambio que han tenido y su capacidad de sobrellevar sus adversidades.
Ps. Esthela Morales – Centro de Acogida Temporal Granja Don Bosco – Ambato